Colombia.- 21 de enero de 2019 www.zonadeazar.com [1]Nicolás, Irving y Jenifer se consideran gamers. Pasan horas jugando y hay veces que dejan de interactuar con los demás. Sin embargo, afirman que esta cultura tiene sus ventajas. “Se aprenden idiomas”, dice uno de ellos.
La única luz que alumbra es la del televisor de su cuarto, una celda virtual que encierra a un mundo de guerreros, ángeles y caballeros. Su despertador es el timbre de un mensaje que indica el inicio de una misión más que tendrá que cumplir antes de irse a la universidad. Así comienza el día para uno de los miles de gamers en Colombia.
Nicolás Aguirre, de 28 años, hace parte de la cultura gamer. Él asegura que su pasión por los videojuegos, que empezó a sus nueve años frente a un Súper Nintendo, lo llevó al punto de pasar largas horas frente a una pantalla, perdiendo cosas en su vida.
“Es tan placentero para mí que quiero estar siempre metido en ese mundo y no quiero estar en el mundo real. Pero muchas veces deseo que todas las horas en mi vida giren en torno a los videojuegos y no me dedico 100% a mis responsabilidades diarias. Invierto mucho tiempo en esto”, le dice Nicolás a EL NUEVO SIGLO.
La industria de los videojuegos iguala hoy a la del cine, y en ella más de 3 millones de colombianos son consumidores frecuentes de sus productos.
¿Pasión o Adicción?
Según una encuesta realizada por Google Surveys sobre gamers en el país, en 2018, el 62,7% de los colombianos juega con la excusa de pasar el tiempo libre, el 14,5% afirma que es una opción para no recordar sus problemas y entretenerse, pero solo el 9,4% de los encuestados asegura que es aficionado a los videojuegos.
Así como Nicolás, Irving Eduardo Mejía de 30 años hizo parte de ese porcentaje de aficionados a los videojuegos desde hace más de 10 años, cuando en la universidad solo le interesaba un juego online que estaba de moda, el cual fue motivo para que le pusiera fin a la relación con su pareja y de paso a su séptimo semestre de ingeniería.
“Era muy adicto el juego Línea G2 y entonces volqué toda mi vida a ese juego, solo quería jugar y cuando no lo hacía solo quería hablar de él. Recuerdo que tenía una novia y la perdí porque no me interesaba ella, sino que solo quería estar jugando ese videojuego. También perdí la universidad, porque no estaba pendiente de mis obligaciones, entonces no pude terminarla”, le explicó Irving a este Diario.
A Nicolás le pasa lo mismo “Call of Duty o GTAV”, juegos que han vendido más de 80 mil millones de copias. Durante todo el camino desde la universidad hasta su casa, solo piensa en una sola cosa: jugar. Una hora y 30 minutos en un bus donde los videojuegos no demoran en hacer que saque su celular para avanzar, llegar hasta su cuarto y seguir con las partidas.
Son Cosa de Chicas
Aunque se cree que los hombres juegan más videojuegos que las mujeres, lo cierto es que el análisis de la encuesta muestra que el 49% de ellas hacen parte de los consumidores en la industria a nivel mundial.
Jenifer Parra Landon, más conocida como “Jenn” en la comunidad GeaGamer en Facebook, es una de ellas. Madre soltera y estudiante de programación, lucha por cambiar un estereotipo de géneros: “Últimamente se ha estado equilibrando la balanza y la idea en nuestra comunidad GeaGamers es quitar ese estereotipo o ese ego de que las mujeres no jugamos videojuegos cuando la verdad es que sí lo hacemos y nos gustan al igual que cualquier chico”.
Para la antioqueña ser gamer no es solo alguien que se dedica a jugar videojuegos, sino que es “una persona que quiere desconectarse de la rutina. A muchas personas les gusta salir a fiestas, a rumbear, a tomar y bueno no todos compartimos ese pensamiento. En mi caso ser un gamer significa divertirme, viviendo vidas, no me conformo con un una sola, vivo cualquier cantidad de historias y aventuras a través de los videojuegos”.
Los Beneficios del Gaming
Aunque Nicolás, Irving y Jenifer son tres tipos de gamers diferentes, los tres coinciden en que esta cultura abre la posibilidad de desarrollar habilidades cognitivas, brinda un conocimiento cultural gracias a los juegos basados en lugares reales del mundo, se aprende hablar un idioma diferente y lo más importante, “la amistad, porque puedes conocer muchas personas o incluso amores”, comenta Irving.
Es así como Nicolás pasa las seis horas siguientes frente a su celda virtual, haciendo amigos de diferentes lugares de Colombia e incluso de otros países, y es también como emprenderá su viaje a Medellín en los próximos días gracias a sus innumerables días en la pantalla, compartiendo la misma pasión con otro de los suyos.
Para Nicolás ser gamer no solo da la posibilidad de convertirse en guerrero o ángel en su mundo virtual, sino que le ayuda a cambiar su manera de pensar: “Era una persona solitaria y pude conocer a una comunidad, sentirme identificado y salir quizá de ese espacio de soledad o pocos amigos que podía sentir en cualquier momento determinado de mi vida”.
Fuente: El Nuevo Siglo
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