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Zona de Azar Argentina – Un Tenista Profesional Argentino contra la Mafia de las Apuestas

Argentina.- 11 de febrero de 2019 www.zonadeazar.com Marco Trungelliti tiene un dolor profundo. No lo disimula. Sin embargo, habla con firmeza. Sabe, conscientemente, los efectos que tendrá salirse del sistema para destapar una olla tan grande. Conoce que muchos integrantes de ese “mundo con hipocresía”, como describe a una buena parte del circuito, lo censurarán, pero que otros lo acompañarán. Tiene la cabeza como “una fogata”, por eso no aguantó más quedarse en silencio. Empieza a dar su testimonio, ante LA NACION, desde el inicio, desde que su vida cambió para siempre. Luego, todo lo que llegaría. Frase a frase, sentimiento a sentimiento, su desahogo.

“Cuando me ofrecieron vender partidos pensé: ‘No hay manera, esto no es lo mío, no estoy acostumbrado a estas cosas, viviría con una culpa inhumana’. Pasó eso, yo me iba a los días a Suiza y allá hice el reporte a la Tennis Integrity Unit. Ahí empezó todo, me pidieron información sobre qué había hecho en la reunión, con quién, capturas de pantalla, todo. La ATP nos hace ver un video sobre cómo tenemos que actuar exactamente si te pasa algo así, está todo explicado y nosotros firmamos el programa de anticorrupción. El que dice que no sabe cómo funcionan las cosas es una mentira más grande que la China”.
“Entre 2016 y 2017 la persona que me quiso meter en ese negocio no me volvió a contactar, porque además lo bloqueé en WhatsApp, cerré Twitter y Facebook. Y yo estuve más afuera que en la Argentina porque quería jugar más en cancha rápida, me gustaba y quería pasar más tiempo en Europa por cuestiones de logística”.
“LA TIU quiso que yo prestara testimonio en los juicios de Coria, Kicker y Heras. Yo no sabía que ese juicio existía. Sabía que nadie lo iba a tomar bien, pero no me dieron opción de retirarme. Tuve que decir lo que me había ocurrido en 2015 frente a los tres argentinos. Fue horrible. No era yo el único testigo. Los abogados de los chicos dijeron que yo estaba haciendo esa denuncia porque tenía mala relación. Pero eran todas estupideces porque no tenía nada que ver. Me atacaban creyendo que yo los había denunciado y no es verdad: yo denuncié a una persona y esa estaba unida a ellos (.) No fui ahí para juzgar a nadie, conté solo lo que me pasó a mí”.
“En algún momento comparás y decís: ‘Pucha, yo sé que tengo que laburar seis meses para conseguir esta plata que me ofrecen y si arreglás un partido hacés así (chasquea los dedos) y ya está’. Entonces, es normal que la gente que no tiene la moral firme caiga en una tentación así. Cuando entran no salen más, porque no te dejan salir. Al agarrarte de los huevos teniendo el contacto de tus padres o hermanos, ya estás en el horno”.


“Nunca arreglé un partido de tenis. La TIU tiene toda la información. Es el WikiLeaks del tenis. Saben absolutamente todo. No miento”.
“La mayoría de los jugadores que reciben ofertas para dejarse perder no hace la denuncia por miedo, porque se meten en un problema”.
“En una cena del equipo de Copa Davis, en las semifinales en Glasgow, conté lo que me había pasado. Y ahí la cagué. Yo pensé inocentemente que todo lo que se hablaba en la Davis quedaba ahí, como se han hablado un montón de cosas, y sin embargo lo han esparcido por todos lados. Fue una estupidez. De ahí salió el rumor y en el circuito varios me vinieron a encarar”.
“Hay tanta hipocresía que muchos hacen de cuenta como que no pasa nada. Dicen: ‘Este vende partidos’, pero después van y se entrenan juntos. Esas cosas no las comparto. Si estás en contra de la corrupción y después te vas a cenar con esa persona en un torneo, no lo entiendo”.
“No quiero venir más a los torneos de la Argentina. Pero así como se empeoró la relación con mucha gente, otra se me ha acercado más porque sabe cómo viene la mano. A mí no me divierte ni un poco venir a un torneo, que uno u otro no me salude, y es gente que ni siquiera se ha dignado a preguntarme qué pasó. Hubo gente que dijo que yo era una lacra humana y recién después se acercó a preguntarme qué pasaba realmente”.
“Uno de los tres jugadores argentinos dice que yo le tenía bronca y que por eso lo denuncié. Que la TIU me enganchó arreglando partidos y que si yo canjeaba información y vendía compañeros, me reducían la sanción. Totalmente falso”.
“La TIU nunca me ha pedido el teléfono. Ni una vez. Ni amagaron. Solo corroboraron la veracidad de los hechos que conté”.
“No volví a escuchar nada sobre la persona que quiso meterme en los arreglos. Como no tengo Facebook, tampoco pudo contactarme por ahí. Además no sé si la TIU puede sancionar a alguien que está fuera del tenis, porque no firman nada de anticorrupción. Una cosa es que exceda la parte legal del país, como pasó en España hace poco, que se han ido a la mierda con las mafias, extorsiones y demás. Pero el juicio parte del Estado, no de la TIU”.
“Hoy siento una difamación constante. Es como si yo estuviera en juicio. Voy a un torneo y viene uno a decirme si es verdad lo que hice, si le corté la carrera a uno o a otro. Me da impotencia. ¿Quién me apoya? Muchos de los que estaban en la Copa Davis en 2016”.
“Hice otra denuncia que no quedó en nada. Un manager de Georgia me citó por sponsoreo en Suiza, pero quería que arreglara partidos. Para decírmelo me hizo salir del restaurante al exterior, hacía -5 grados, dejó mi celular en la barra y recién ahí habló por miedo a que lo grabara. El modus operandi era distinto al del argentino: el día anterior al partido que fuera a dejarme perder tenía que cambiar la foto de perfil en Facebook. Era como un aviso”.
“Los que están metidos en los arreglos también juegan a las apuestas legales, pero saben el resultado. Hay parámetros de cuánto dinero se apuesta generalmente en los partidos de tenis y cuando salta la alarma, porque el movimiento es superior al habitual, se cancela. Pero los apostadores tienen muchas cuentas abiertas, todo armado. El parámetro del partido arreglado no falla: por lo general el que va ganando cómodo paga menos; el que va perdiendo está, quizás set abajo, 2-3, con el saque el otro y en indoor, cosa que resulta imposible de darlo vuelta, pero todas las apuestas están puestas en su favor. Y termina ganando”.
“Mi cabeza es una fogata. Estoy quemado. Desde que llegué a la Argentina que prácticamente no duermo. Siento que si miro mal un poco a uno me quiere cagar a piñas. No soy ni topo ni buchón. No aguanto más”.
“No hablé con Calleri (presidente de la AAT ), no tengo relación con él, casi no lo conozco. Pero me gustaría hablar, sí. Contarle lo que estoy pasando”.
¿Cómo voy a seguir? No sé. Ahora estoy un poco mejor en la cancha, pero al principio fue duro porque no esperaba que mis colegas me dieran la espalda. Tener que estar dando explicaciones, reventar raquetas por todos lados., quemé, no tenía ganas de entrenar ni de jugar”.

Por: Sebastián Torok La Nación

Editó: @MaiaDigital (Twitter) www.zonadeazar.com

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